DALIAS

Las dalias han estado de moda como flores de jardín y han dejado de estarlo varias veces desde que llegaron a Europa de la mano de los botánicos que cruzaron los océanos hace ya más de 400 años.

Alexandre Von Humboldt y Aimé Bonpland  botánicos que viajaron a las ordenes de jefes europeos invasores de los llamados colonizadores y bajo mecenazgos de  poderosas fortunas que se amparaba en la revolución de las masas.... pues eso

que viajaron por México, América Central y Colombia .
La emperatriz Josefina esposa del Gran Napoleón era una apasionada de la botánica entre otros placeres.
A sus jardines de la Malmaison llegaron ejemplares de dalias traídas en las conocidas cajas de Ward, recipientes cuidadosamente acristalados  en el que se trasportaban desde lejanos lugares con un poco de tierra y algo de agua ejemplares de las maravillosas flores que allende los mares deslumbraban a los botánicos y estudiosos europeos.

Josefina consiguió tener una de las mejores colecciones de dalias y como lo que aquella dama hacia se ponía de moda entre los poderosos los  ejemplares de las hermosas tuberosas dalias llegaron a adquirir precios astronómicos. La locura por las dalias recordaba a la tulipanimanía  que se había extendido dos siglos antes.

Entre 1820 y 1830  sus elevados precios  en el mercado animó a los botanistas a trabajar con ellas para desarrollar diversas categorías de exposición .

Se consiguieron  las primeras dalias enanas en 1828. La dalia Liliput una de las más apreciadas no llegó a desarrollarse hasta 1840. Las extravagantes dalias cactus despertaron entre las manos de los botánicos experimentados en 1870. Las refinadas y ornamentales Collorettes en 1900. La espectacular  dalia Nenúfar en 1940.

Y hasta este verano del 2011 no se han desarrollado y florecido en el mágico jardín

La dalia no puede faltar entre los macizos de flores , los  cuidados parterres, las jardineras asomadas al Mediterráneo, entre las lechugas , los tomates.... en los arriates. La dalia  erguida y majestuosa no puede faltar allá donde se aprecie la belleza de la fuerza con aspecto de flor.  

La poderosa dalia que fue capaz de llegar desde Mejico  en una finísima caja acristalada sucumbió el verano pasado y quedó convertida en la nada por la voraz depredación de unas inmundas babosas

¡Muerte a los limacos! Esta primavera pasada las raíces tuberosas de las dalias fueron rociadas con una fuerte infusión del mejor ajo manchego , rojo y morado.
Para que solo quedaran los efluvios ajiles se dejaron al sol y así eliminar posibles humedades que podrían destruir  con hongos los tubérculos.

¡Y por fin dalias en el jardín!