En los primeros días de verano el cielo y la tierra orquestan en tonos azules y blancos la apertura de la llamada Flor del amor.
Observar de cerca como va engordando, adivinar entre sus alargados verdes de qué color serán las cabezuelas, es esta una sensación energética y vibrante que ha conseguido que Driada saliera por fin de entre las grietas de la higuera.
¿ y no es el amor una comida en común ?
Pues eso que el Agapanto es una planta perenne , por tanto de las que a mi me gustan , de las que no te abandonan con los otoños ni tan siquiera cuando aprieta el frío. Permanece. Ahora bien lo de florecer ya no está asegurado para que un agapanto nos ofrezca el espectáculo de su floración , primero las plantas deben ser añosas, es decir las jóvenes no se animan a parir. Un lugar tranquilo y pocos encharcamientos de agua.
Sus raíces son tuberosas y esa característica es muy buena para aquellos que no entienden de trasplantes y reproducciones, solo hay que esperar a que la flor luzca radiante durante su tiempo y cuando empieza el descanso solo hay que desenterrar la planta y con suavidad ir separando los tubérculos que a mejor guisa llevan sobre ellos varias hojas. La reproducción es fácil y podemos componer bonitos parterres. El de la fotografía pertenece a una rotonda muy cercana al jardín
Podríamos también recoger sus semillas pero es una tarea bastante ingrata . así que mejor dejar que aunque seca y deshidratada la floración siga inhiesta sobre la planta hasta que el tiempo la doblegue..... como la vida misma.
Para todos aquellos y aquellas que hasta el momento habéis paseado por el jardín os dejo este cachito de cielo, que hace tiempo que no os regalo nada.
Observar de cerca como va engordando, adivinar entre sus alargados verdes de qué color serán las cabezuelas, es esta una sensación energética y vibrante que ha conseguido que Driada saliera por fin de entre las grietas de la higuera.
Poco a poco va tomando forma. Llegarán a ser verdaderas esferas florales.
Blancas y azules , son los colores con que esta Liliácea se abre a los calores del estío.
Se le conoce también por el nombre de Agapanto que parece ser que procede de palabra griega y según se acentúe en una vocal u otra la cosa puede ser diferente , de un amor pasamos a una comida en común ....¿ y no es el amor una comida en común ?
Pues eso que el Agapanto es una planta perenne , por tanto de las que a mi me gustan , de las que no te abandonan con los otoños ni tan siquiera cuando aprieta el frío. Permanece. Ahora bien lo de florecer ya no está asegurado para que un agapanto nos ofrezca el espectáculo de su floración , primero las plantas deben ser añosas, es decir las jóvenes no se animan a parir. Un lugar tranquilo y pocos encharcamientos de agua.
Sus raíces son tuberosas y esa característica es muy buena para aquellos que no entienden de trasplantes y reproducciones, solo hay que esperar a que la flor luzca radiante durante su tiempo y cuando empieza el descanso solo hay que desenterrar la planta y con suavidad ir separando los tubérculos que a mejor guisa llevan sobre ellos varias hojas. La reproducción es fácil y podemos componer bonitos parterres. El de la fotografía pertenece a una rotonda muy cercana al jardín
Podríamos también recoger sus semillas pero es una tarea bastante ingrata . así que mejor dejar que aunque seca y deshidratada la floración siga inhiesta sobre la planta hasta que el tiempo la doblegue..... como la vida misma.
Del azul y blanco de los Agapantos al blanco y azul de las nubes.