Se le atribuye la capacidad de contrarrestar el veneno de ciertas serpientes.
El poder del rojo es indiscutible. La naturaleza se lo viste siempre que desea no pasar desapercibida. Es el momento de desplegar toda la energia que ha sido guardada durante meses y lo hace.
Rojo intenso como aquellas casacas pensadas para ocultar entre sus hilos la vida cuando se escapaba.
La naturaleza exige condiciones extremas y solo así dejará que la energia contenida fluya a su debido tiempo. En su lugar de origen la medicina ancestral la tiene presente. Los zulúes utilizan sus raíces y sus hojas, sus raíces sumamente tóxicas contra la mordedura de serpientes y sus hojas para ayudar en partos con dificultades. Observando muy de cerca su interior nada de lo escrito hasta aquí en esta entrada hubiera sido necesario. La fuerza del rojo Zulú habla por si sola.
Hoy la podemos contemplar poblando parterres en los que los jardineros poco intervienen. Su lugar de origen Sudáfrica, de la que fue llevada por botánicos ingleses que la descubrieron y catalogaron allá por 1850. Patios victorianos lucieron su belleza y fue la duquesa de Northumberland Charlotte Florentine Clive por la que tomó el nombre con el que en la actualidad la nombramos.
Pertenece a la familia de las Amarilidáceas y su nombre es Clivia Miniata.
Clivia necesita sequía durante meses y una temperatura alrededor de la 10 grados durante el periodo de reposo y la primera floración no llegará hasta el tercer o cuarto año de vida , siempre y cuando el invierno anterior haya sido seco .... y eso es justamente lo que ha sucedido.Este invierno ha llovido muy poco y las condiciones han sido óptimas para Clivia.
Las hojas son alargadas, carnosas y de un intenso verde brillante con tonos acerados.Las raíces bulbosas capaces de almacenar agua son las causantes de la resistencia y necesaria sequía invernal.
Cuando llega el mes de marzo y se han cumplido las condiciones citadas brota entre las hojas centrales el escapo o tallo floral. Las flores de color rojo intenso con ligeros matices anaranjados en forma de trompetas pueden formar racimos de entre 10 a 20 unidades.
Hay varios ejemplares en tierra , plantados en una zona donde el sol no llega a incidir directamente sobre la planta. La luz es necesaria pero hay que evitar el sol directo.
Se pueden separar brotes laterales para procedes a su trasplante, importante que arrastren con ellos algunas raíces tuberosas . Nunca separar bástagos de la planta si esta no ha superado los 4 o 5 años.
Y el mejor lugar para la nueva planta será; una maceta más bien pequeña, para que sus raíces se encuentren apretadas, a cobijo de los rayos directos del sol y olvidarse del riego hasta la floración.