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jueves, 19 de junio de 2008

¡ VA POR TI !




Yo Driada que habito en un viejo roble ... ¡ He ganado el premio !

He ganado los premios porque he participado en el


PRIMER GRAN CONCURSO DE ANIVERSARIO
NECIO HUTOPO 2008

Quiero compartir con todos los que pasáis por mi jardín el dibujo y el relato con los que Necio me ha obsequiado. Para las afortunadas como yo no hace falta explicar como Necio Hutopo nos premia, pero si todavía hay alguien que no sabe como va Entra en el blog de Necio. y participa.


Quiero decirte Necio Hutopo que has sabido captar con una gran sensibilidad lo que significa este mi blog. En el dibujo que me has hecho veo una Driada que sale del tronco del viejo roble, como debe ser, rodeada de infinidad de plantas , algunas floridas, un follaje exuberante y hermoso en un lugar irreal ¿ Pero sabes lo que más me gusta de esta Driada Necio? Es que lleva pendientes ¿Dónde habré visto yo esos zarcillos?.


Y ahora tu relato... que no diré nada hasta el final


BOTÁNICA

Mario Stalin Rodríguez

Tal vez lo sepas o no, pero los árboles guardan secretos. No secretos grandes, no el conocimiento del mañana y de lo que ha de traer consigo, no la olvidada partitura de la canción de la creación ni la palabra que en sus sílabas carga el fin de los días. Secretos pequeños, sólo secretos pequeños.
A este árbol, por ejemplo, la pareja que hoy pasea indiferente de sí misma le contó su amor. Sí, aquel hombre que carga su soledad como estandarte y la mujer que a metros de distancia finge no verlo mientras cuida de sus hijos, hace años ambos grabaron su amor en la corteza rugosa e hicieron promesas que no pensaban cumplir; hoy pasean indiferentes por el mismo jardín sin cruzar siquiera las miradas. Alejados el uno del otro, tanto como se alejan del propio árbol... No sea que les recuerde sus propios secretos.

Tal vez lo sepas... O no, pero los árboles guardan secretos. Toma a este árbol por ejemplo; ¿lo recuerdas? En él te detuviste aquella tarde de domingo, recargaste tu mano en su tronco mientras tratabas de recobrar el aliento.
Fue entonces que sonó la voz de quien estaba al mando y los disparos se unieron al coro caótico... Los demás corrieron y gritaron, algunos cayeron al césped llorando.
Recargada en el árbol, sonreíste; “Si me preguntáis de donde vengo”, dijiste “tengo que hablar de cosas rotas”... Y me miraste con esos ojos infinitos tuyos y la bala tocó tu espalda... Abrazaste el tronco y me mirabas... Y sonreías... Y caíste.
Me tomaron preso como a muchos otros ese día de verano, borraron mi nombre de os registros y me condenaron a la sombra. Al principio nos torturaban, no porque esperarán que contáramos algo que ellos no sabían, sólo porque tenían el poder para hacerlo.
Muchos callamos, algunos para siempre... Y como la vida da muchas vueltas, en algún momento les servimos más afuera, así que os perdonaron y nos soltaron con gesto benevolente... Rotos, heridos e incompletos volvimos a mirar el sol.
Y volví al jardín y creí reconocer a lo lejos la cara de aquel compañero que vendió nuestros nombres a cambio de no pisar las sombras; ¿lo recuerdas? Sí, el que aquella tarde se encontraba tras las filas de ellos y señalaba con el dedo a quien debían capturar vivo. Sí, el que te señaló recargada contra el árbol y pronuncio tu nombre y el mío.
Y volví al jardín y encontré tu árbol... A sus pies un rosal con dos flores rojas crecía.

Tal vez lo sepas o no, pero los árboles guardan secretos... Y las flores memoria. “Es necesaria un poco de ternura”, me escribiste un día, mucho antes del jardín; “son necesarias también dos flores, dos versos y, a veces, también un poco de ira”.
Miro el árbol y el rosal, recuerdo tu risa y tus ojos... Alisto el cañón y me encamino al palacio del poderoso, a los salones de los asesinos...


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Es un relato breve lleno de fuerza y al mismo tiempo de ternura , hay amor y venganza hay dolor y alegría esta el héroe y el traidor hay vida y también muerte.


Después de leerlo he sentido mucha mucha tristeza pero has sabido serenar el desasosiego con gran maestría La justicia a veces no llega , otras veces tarda en llegar.