Una gota de agua es una gota de agua, solo que algunas son algo más.
Por fin la lluvia se ha dejado ver y a pesar de que este lugar es urbano ya empezábamos a mirar hacia el cielo esperando que llegara las tan deseadas lluvias. En cuanto cesa la lluvia empieza el espectáculo.
Una simple gota de agua se puede trasformar en algo especial y mágico. Están ahí, pero suelen pasar desapercibidas para según que ojos.
Las rojas y jóvenes puas del rosal hacen que la gota quede inmóvil aferrada a la hoja por la que tan alegremente se deslizaba no va a caer, no va ha pincharse. Antes evaporarse.
Sobre el finísimo filo de la hoja las hay que se atreven en solitario a desafiar la gravedad como si de un funambulista circense se tratara .... creo oir los aplausos a su hazaña.
Otras en cambio necesitan agruparse. Lo hacen formando hileras y así formadas se dejan caer deslizándose como si jugaran a tirarse por un tobogán.
Las hay en cambio que en su caída quedan aprisionadas y no luchan, se quedan pensando que tendrán una vida larga. Incluso adoptan la forma y el color del que las acoge. A pesar de su escondite los rayos del sol siempre las encuentran.
Algunas esconden en su interior un juego óptico que a manera de espejo de hadas trasforma su visión.
La visión ha llegado a su punto más álgido en esta gota de agua que estaba en una hoja de unos de los rosales que están situados bajo la jacaranda podada. Al observarla veía algo más en su interior , solo he tenido que realizar unos cuantos clics para aumentar la imagen y ¡ Sorpresa ! El ángulo del jardín ha quedado totalmente atrapado como si de una bola mágica se tratara. La silueta del árbol se ve con toda nitidez en la parte superior derecha de la ovoide forma.
¿ Qué puedo decir ante esta última imagen ? No se cómo describirla.
Es bellísima. Podría ser un pequeño dragón de cristal ...
