lunes, 7 de noviembre de 2011

LLUEVE Y LLUEVE

Ya iba a cerrar esta entrada  con fotografías de hojas y algo me ha hecho salir al jardín.
Ha sido como una llamada, está oscureciendo y he salido a echar una ultima ojeada al cielo y cual ha sido mi sorpresa ante el mágico resplandor de un precioso arco iris. 
¡ Es mi primera foto ! 
Sí, es la primera vez que llego a tiempo,...  bueno en realidad  no ha sido así.
 Esta  iba a ser la imagen primera de esta entrada , una pequeña piedra a manera de islote en un charco de agua, en un diminuto charco de agua. Todo aquel que ha paseado por el jardín sabe que es pequeño, muy pequeño, el jardín , el charco y todo lo que hay en él , también  hay  una higuera que anda ya despojándose de hojas y que tras la lluvia caída estos días quedan adheridas a la pizarras que a manera de sendero marcan un camino a ninguna parte.
Las hojas de la Glicina también andan arremolinándose por los rincones , muy pronto la bella y maléfica trepadora quedará despojada por completo de su verde frondosidad, pero antes el amarillo y el marrón cumplirán con su tinte otoñal.
 Por fin el Amor de hombre ha prendido en el mágico jardín y a pesar de que no se desprenderá de ninguna de sus hojas estas pasarán  a tintes morados ante el frío y la diferencia de luz solar. ¿Su nombre? tiene  una explicación, ¡ prende en cualquier sitio ! ¡vaya fama la de los varones ! .... y a mi que me ha costado
( hacerme con la planta) .Ahí está extendiéndose a sus anchas
 Ahora toca el desnudo a los rosales y a pesar de que ya son hojas sin vida se atreven a brillar bajo el barniz de la lluvia que en estos días no ha dejado de caer
 Hojas, hojas  y hojas,  es otoño y esto no es un bosque. Entre piedras y en el rincón más oscuro del jardín unas diminutas  y rayadas hojuelas se atreven a despuntar, pensaba que ya no las volvería a ver, y todo tiene su qué, ellas las que se visten de blancas filigranas detestan el calor y este es su momento.
 Ell frío se empieza a notar,el viento con invisibles manos decora el suelo y la lluvia limpia y pule, la composición queda lista.
 Ninguna de las imágenes que se ven en esta entrada ha sido preparada por mano humana.
 Estaban, simplemente, estaban ahí..
 La tupida alfombra verde que la Parietaria  extiende todos los otoños por el jardín  hace de fresca barrera  a las hojas  que ya caídas andan asustadas de un lado a otro en un último intento de pertenecer a alguna rama.
Una hoja, se resiste a perder su juventud.pero  ha caído al llegar su hora , otros seres pequeños casi microscópicos habitan a costa de ella; la trasforman mientras la devoran. Se aferra a la fría pizarra. Es una hoja caída y posiblemente ni lo sabe.
Otras, otras hojas no caerán a causa del otoño, los Evominus no se desprenden así como así de su vestimenta  aunque no acaban de definirse en qué color adoptar para la temporada que entra. El tiempo anda revuelto y no saben que ponerse; algunas hojas verdes para lucir con algún rayo de sol, pero combinando con el marrón para seguir la línea de la temporada aunque las más frioleras adoptan el blanco por aquello de que en la noche las temperaturas descienden e incluso hay días que mejor no vestirse de verde ya que el sol anda arropado entre nubarrones y la clorofila acaba desmotivándose ante tanta coquetería.
Y como decía al principio ya tenía la entrada lista y en mente algunos versos que dicen:

Llueve, 
detrás de los cristales, llueve y llueve
sobre los chopos medio deshojados, 
sobre los pardos tejados,
sobre los campos, llueve.
Pintaron de gris el cielo
y el suelo
se fue abrigando de hojas,
se fue vistiendo de otoño.

Es de Serrat.

Y a pesar de que es otoño y llueve y los cristales tapados por cortinas no me dejaban ver el exterior una voz me dijo:
- ¡Sal !