Un día compráis una plantichuela que os atrae por la perfección de sus regordetas hojas y de esos detalles que parecen pintados y perfilados a plumilla con algún borrón que otro.
Mi fiel compañera, la cámara de fotos que me acompaña como siempre. Me muevo con lentitud para que sea más largo el tiempo que no el espacio.
Observo, me acerco y la redescubro.
Es así como me cautivó.
Sigue viva en su pequeño recipiente. Algún mal viento llegó a tronchar sus carnosos tallos pero aún y así rotos sigue ahí.
Ella no se va a perder esta primavera.
Además el blanco y negro le sienta muy bien.
Las crasas esas supervivientes de nuestras ventanas, nuestros balcones y rincones olvidados no nos abandonan. No las abandonemos nosotros, piden muy poco. Se desarrollan lentamente y cuando se nos pasa el furor de haberlas adquirido las olvidamos y un día como hoy nos reencontramos.
Somos supervivientes.
4 comentarios:
Hola, Isabel.
Siempre ha sido, es y será un placer pasear por tu jardín, aunque sea entre tinieblas, pero aun así me llega, no los coloridos, pero sí el aroma de esas preciosas plantas y la amistad de su jardinera, que me traen muy buenos recuerdos.
Un fuerte abrazo que por aquí no contaminan.
Sabía que estabas ahí Piedad.
En las fotos de lo que voy poniendo estos días lo que hago es sacarles el color y dejarlas en blanco y negro y del uno al otro intento sacar todos los matices de los grises. Al no haber color se resaltan las líneas, la definición de los contornos y en los grises las texturas. las sombras y las luces definen la profundidad de la imagen que pasa de ser plana a tener volumen. Sé que tus capacidades alcanzan a ver eso y mucho más que mis palabras y mi ver no saben.
Siempre nos encontraremos en el jardín. Abrazos
Son preciosas. Besitos y salud.
Hola Teresa.
Salud y besitos :)
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