El Jazmín lleva uno días cubriendo las paredes de la tapia. Otra gran cascada de flores perfumadas se desborda por el muro que da a la calle y los paseantes se guían por su perfume. A varias vecinas ya les he cortado tallos con estolones, raicillas a lo largo del tallo que buscan donde agarrarse y así voy repoblando de jazmín mi calle.
Y tanta belleza hasta cansa.
La lluvia de esta noche pasada me ha proporcionado otra visión del fragante y ampuloso Jazmín.
Boca abajo y solitaria
Maltratadas por la lluvia.
Por unos instantes agarrándose.
Al borde
Deslizándose por un engañoso tobogán.
El paisaje no es tal, la tierra se la engullirá.
Abismo.
El sol vuelve a lucir y nadie ve la flor caída
La belleza de lo efímero. La magia del jardín.
Yo hice una vez una foto de un jazmín en el suelo ¡eso es que vemos esa magia efímera las dos!
ResponderEliminarMe encantan tus fotos, Isabel, en esta ocasión hasta parece que me llega el perfume de jazmín.
Mil besos.
¿De veras Montse? Me parece estupendo que sin conocernos estemos en esa sintonía y que además nos hayamos encontrado por estos caminos tan complejos.
ResponderEliminarUn abrazo
Qué belleza de jardín y de fotografías, las secuencias de las flores cayendo es espectacular.
ResponderEliminarUn abrazo
Gracias Sergio por tu visita.
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