Si hay una flor que yo identifico con el verano es la Petunia.
Flores en forma de campanas un tanto desmadejadas, agobiadas por el calor y prontas a languidecer, aunque las que se secan pasan desapercibidas por las que a diario abren.
La elegancia no es su porte, es flor de chancleta un tanto vulgar y un mucho chillona.
Este verano hay unas cuantas macetas esparcidas por el jardín que contienen petunias y la verdad es que tan sencilla planta alegra la vista con su variedad de colores. El mes de julio es su mejor momento y al ser planta de temporada su paso por el lugar es efímero, tal vez por eso no es de mis preferidas, pero este verano necesitaba algo de color extra y las Petunias eso lo hacen muy bien.
En estos momentos en que ya han realizado más de una floración es cuando los tallos crecen de una manera invasora y torpe , tanto que se molestan entre ellos. Nada cívicos los tallos de la Petunia ¡hay que poner orden! y no queda más remedio que armarse de tijeras y recortar... recortar (esta palabra no es propia de este lugar) pero hasta los recortes llegan al jardín.
Si se quiere que la planta siga viviendo y no muera asfixiada por su propio desman hay que cortar los enmarañados tallos y así es posible que recupere el vigor y el orden.
En el jardín el poder de la tijera es realmente sanador.
Hay que saber por donde se corta, si no se sabe por donde empezar a eliminar se pueden cometer verdaderos destrozos, algunos irrecuperables.
Se me ocurre que .... unos conocimientos de jardinería básica deberían ser de obligado estudio a todo aquel que opte por servir a su "jardín".